miércoles, 20 de junio de 2012


REFLEXION
Mateo Valderruten

En nuestro viaje al eje cafetero, pudimos observar y admirar una cultura muy diferente a la que estamos acostumbrados a vivir en el valle del cauca; aquí, pudimos ver personas diferentes, paisajes diferentes y pudimos vivir un ambiente muy diferente al calor de siempre del valle del cauca.

Durante nuestro primer día, pudimos observar la belleza de la palma de  cera, que, fue considerada como símbolo nacional gracias a la expedición botánica llevada a cabo por el científico von Humboldt, que describió esta palma como algo único, ya que se da a grandes alturas, a pesar de que las palmas crecen mas que todo en el trópico, y que solo se da en las montañas de la cordillera central que pasa por el municipio colombiano de salento.

Después, nos dirigimos al gran municipio de salento en el que descubrimos una gran y turbulenta historia sobre el origen del municipio y su peculiar nombre; una historia en la que nos pudimos adentrar en la situación social de la época, la muy popular mitología y el pensamiento en masas de los ciudadanos de la época.

Durante nuestro segundo día, realizamos un recorrido por el camino del café donde pudimos admirar las diferentes clases de café, desde el bebible y antiguo hasta el ornamental y moderno; donde además pudimos conocer sobre toda la historia del  café y su proceso.


Por último, en nuestro tercer día de viaje, visitamos el  jardín botánico de calarcá donde pudimos ver varias especies de aves y otros animales, como también varias plantas y un gran mapa sobre la región del Quindío y el nevado del Tolima; luego, fuimos al museo del oro con obras representativas de la tribu Quimbaya, donde pudimos ver unas obras maravillosas esculpidas en oro con diferentes técnicas que nos brindaron un agradable aspecto sobre esta tribu; todo expuesto en una gran instalación con un admirable diseño arquitectónico

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